Consecuencias del crecimiento de una agencia: Un 2024 para el recuerdo
Si tuviera que resumir 2024 en una frase, diría que ha sido el año en el que confirmé que el cambio no solo es necesario, sino una constante inevitable, tanto en lo profesional como en lo personal.
En ocasiones anteriores, cuando escuchaba «has cambiado» sentía una especie de crítica encubierta, quizá derivada de esa frase que todos hemos escuchado acerca de que «cualquier tiempo pasado fue mejor«. Ese axioma nos lleva a menudo a llegar a la conclusión de que cuando algo funciona, no se debe tocar.
Pero eso no debe confundirse con el inmovilismo: es necesario evolucionar, ajustarse a la realidad tal y como es, actualizar y mejorar. Aplicarlo sentencia a aquellos que miran al futuro y deciden modificar cosas y adaptarse, en lugar de quedarse en la zona de confort quejándose de las circunstancias que les rodean.
Inmovilizar a los evolucionadores es un error.
Espero que ese deseo de evolucionar no deje de acompañarme nunca, especialmente en este 2025 que comienza ya a un ritmo vertiginoso.
De agencia a consultora: ¿realmente nos transformamos?
Cuando empezamos a entender mejor lo que ofrecíamos, y entendimos que en muchos casos nos comportábamos como una consultora (de negocio online, de estrategia, de marketing digital, de procesos…), sabíamos que no iba a ser sencillo interiorizar y comunicar ese mensaje.
Pasar de ser «los que hacen» a «los que piensan y deciden qué se hace» requiere más que un cambio de mentalidad; requiere disciplina, confianza y un equipo dispuesto a dar un paso adelante.
Y después de entender bien lo que haces, comunicarlo. Cambiar tus creencias, tu discurso interior y exterior, tu percepción de ti mismo y la de los demás.
Analizar: la situación, los datos, el mercado, las personas, las capacidades, las circunstancias…
Pensar: juntar conocimientos, experiencias, procesos, tecnologías, canales…
Decidir: el qué, el cómo, el cuándo, el quién…
Ejecutar: con nuestros medios o formando y supervisando a los escogidos…
La conclusión es que esto lo hemos hecho siempre, simplemente no lo comunicábamos como tal. Siempre nos hemos preocupado de dar una capa de pensamiento crítico, de estrategia, de coordinación, de planificación… mucho más allá de una simple ejecución de tareas.
Este año lo hemos confirmado en nuestros proyectos, con clientes que nos permiten sentarnos a la mesa no solo como ejecutores, sino como socios estratégicos. Y creemos que tener relaciones tan prolongadas con nuestros socios parte de que siempre hemos aportado más de lo que se esperaba de nosotros, más de lo que esperas de una agencia promedio.
Me queda claro que podemos serlo en tamaño, pero no en esencia. No somos una más.
¿Seguimos creciendo? ¿Eso qué significa?
Cerrar el año con récord en facturación (y ya van varios años seguidos) es una gran noticia, pero más importante aún es el enfoque que teníamos: los números no eran lo principal este año, lo principal era transformar y optimizar procesos. Evidentemente, los gastos también han sido récord.
La irrupción de la IA en el mercado nos puso a prueba y nos obligó a ser más creativos, eficientes y, sobre todo, a adaptarnos rápido.
Gracias a eso hemos lanzado proyectos que parecían un sueño en enero y fortalecido alianzas que nos dejan en muy buena posición para los retos de 2025.
Pero el crecimiento de Disruptivos pasa por el crecimiento de sus componentes: personas, procesos, capital intelectual… y también el de las empresas con las que trabajamos y los proyectos que lanzamos.
Todos los elementos tienen que evolucionar si quieren crecer.
Lecciones del equipo: juntos, más lejos
Este año he aprendido más de mi equipo que de cualquier libro de negocios o del mejor contenido del gurú del growth del momento.
En junio pegamos un fuerte giro al timón, enfrentando a toda la empresa a cambios, retos individuales y situaciones de incertidumbre en un camino que no era tan conocido como el transitado anteriormente. Lo normal es que se encontrasen dificultades y que tuviéramos que gestionar momentos de inseguridad.
La gestión correcta de la frustración, la búsqueda del error para corregirlo, la aparición de debilidades… son sensaciones inevitables que hay que atravesar para poder crecer. Igual que cuando te duelen los huesos al pegar el estirón.
Son muchas las lecciones extraídas de estos últimos 12 meses. A destacar, he aprendido que, para liderar, a veces hay que hacerse a un lado y confiar plenamente en las personas que te rodean. Pretendo hacer mucho más de eso en 2025, ya os contaré.
Las personas, el highlight del año
Quizá los eventos presenciales han sido protagonistas durante 2024, mucho más de lo que han sido en años anteriores. Sobre todo porque los hemos ido contando, les hemos dado importancia en nuestra comunicación.
¿Será que el networking de calidad sigue siendo irreemplazable? Al menos en redes, he tenido la sensación de que hay mucho más interés en los contenidos en los que hay personas de por medio, que de aquellos en los que incluyes análisis competitivos, expones técnicas, o das clave de negocio.
Me parece fantástico que lo primero que se me venga a la cabeza tenga que ver con las personas. Hemos puesto énfasis en ellas, en muchos aspectos.
Empezando 2025: mi visión personal
Mientras planificamos un 2025 que promete ser igual de desafiante, tengo claro que hay cosas que dejaremos atrás: los procesos que ya no suman, las ideas que no cuajaron, y ese miedo inevitable a equivocarnos. Como resume Ray Dalio -> Pain+Reflection=Progress
Comienzo 2025 con ganas de seguir aprendiendo, con nuevos retos en mente, con incertidumbres pero también con alguna certeza: tras 17 años de marketing digital, 14 de ellos como autónomo y desde hace 8 liderando Disruptivos, puede que me encuentre en mi período profesional más «potente».
Como dicen algunos ahora, creo que a nivel profesional me encuentro en mi prime laboral. En el período en el que la experiencia sumada a la capacidad de generación de resultados (output es más corto) llega a su valor más elevado.
Tengo suficiente experiencia y conocimientos para aportar mucho valor, y tengo suficientes ganas de aprender como para navegar por los incesantes cambios de este sector.
En unos años, puede que mi energía o mi capacidad cognitiva empiece a mermar, pero por el momento, creo que la intersección de ambas curvas genera el área de mayor superficie posible.
Alimentar este prime necesita de energía, así que quiero centrarme en ponerlas donde generen un mayor impacto.
Y tengo que analizar bien dónde está ese impacto. Estoy acostumbrado a analizar proyectos, procesos, oportunidades de los demás, a detectar sus áreas de mejora, a proponer soluciones… así que el autoanálisis será más complejo, pero será.
¿Dónde estará el lugar apropiado para aprovechar el máximo mis capacidades? No me gustaría ser víctima del Principio de Peter. Es por eso que ya llevo tiempo trabajando en encontrar ese lugar para seguir encajando piezas.
Por mí y por todos mis compañeros.
Empiezo por mí, primero.